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Los mejores títulos de crédito de la historia del cine

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En telling nos apasiona el cine y todo lo que lo envuelve. Hemos visto los openings más inolvidables, las mejores escenas de todos los géneros y hasta las mejores escenas sorpresa después de los créditos. Hoy os traemos los mejores títulos de crédito de la historia del cine.

Hubo un tiempo en que los títulos de crédito se consideraban el momento en el que el espectador aprovechaba para abastecerse de palomitas y bebida. Hasta que en la década de los 50 el neoyorquino Saul Bass, un genio del diseño gráfico responsable de logotipos como el de Warner Music y Minolta, se convirtió también en un pionero en el cine. Aplicó su creatividad a cintas como Anatomía de un asesinato de Otto Preminger o Vértigo. De entre los muertos de Alfred Hitckcock. Desde entonces, directores como David Fincher o Gaspar Noé los han entendido como una declaración inicial de intenciones de sus películas, el modo de situar a la audiencia dentro de su relato personal antes incluso de que los personajes aparezcan en pantalla. Con ellos acentúan su imagen de marca. A continuación podemos ver algunos ejemplos que siguieron a los trabajos de Bass.

Anatomía de un asesinato (1959)

Saul Bass debutó con Otto Preminger para la apertura de El hombre del brazo de oro y repitió con el director en este drama judicial que a la postre se convirtió en uno de los trabajos más célebres en la carrera de ambos.

https://youtu.be/3sA1en26sgM

Vértigo. De entre los muertos (1958)

Alfred Hitckcock fichó de inmediato a Bass para Con la muerte en los talones, pero el mejor ejemplo de cómo unos títulos de crédito pueden explicar la esencia de una película lo encontramos en Vértigo. De entre los muertos y su icónica espiral, tan presente en la filmografía del británico. Años después el director admitió a Francois Truffaut que el concepto de la cinta se fundamentaba en su impacto visual más que en la trama en sí misma.

Amelie (2001)

Estética deliberadamente retro del Super8, concienzudo uso del color, un elogio a la inocencia de la infancia y la melodía de Yann Tiersen. La película de Jean-Pierre Jeunet se convirtió en un clásico del cine europeo ya en sus primeros minutos de metraje.

El bueno, el feo y el malo (1966)

Un gran collage de ideas del diseñador italiano Iginio Lardani introdujo el clásico de Sergio Leone. Ellos y el compositor Ennio Morricone formaron durante años el dream team del spaghetti western.

Enter the Void (2011)

Aunque inédita en las salas comerciales españolas, esta cinta del franco-argentino Gaspar Noé es toda una obra de culto. El relato de unos Hansel y Gretel incestuosos y espídicos en la oscuridad solo rota por los neones del barrio tokiota de Shibuya garantizaba un buen colofón visual para el espectador desde el minuto 1.

La Pantera Rosa (1963)

En principio, el célebre dibujo animado fue diseñado para ilustrar los títulos de crédito de la cinta de Blake Edwards, que en realidad hacía referencia a un diamante. La creación de Fritz Freleng, padre de Bugs Bunny, tuvo tanto éxito que de inmediato se convirtió en un personaje en cortometrajes, series de televisión y más tarde en las secuelas de la saga.

Napoleon Dynamite (2004)

Este éxito del cine indie contaba con tan escaso presupuesto que en su montaje inicial no tuvo títulos de crédito. Por fortuna, se pudo sumar más adelante la brillante idea de Jared Hess, que tantas veces se ha copiado en YouTube.

Goldfinger (1964)

Otro nombre relacionado con los brillantes créditos iniciales es el de James Bond. Si hay una saga que una su imagen de marca a ellos es la de la aventuras del agente 007. Una de las introducciones más recordadas es la de Goldfinger.

Se7en (1995) y El club de la lucha (1999)

Este thriller cambió para bien y para siempre la imagen que el espectador tenía de Brad Pitt, Morgan Freeman y del propio David Fincher, director conocido entonces por la saga Alien. Para que nadie se llevara a error y se olvidara de ideas preconcebidas, Fincher recurrió al diseñador Kyle Cooper en este cuidadísimo trabajo que recopila con sumo cuidado más detalles visuales que películas enteras. A partir de ese momento se convirtió en marca de la casa del cineasta, como se pudo comprobar después en El club de la lucha.

101 Dálmatas (1961)

La factoría Disney ha sido una de las que más ha cuidado sus títulos de crédito, especialmente en su época dorada de los años 60. Muchas películas de animación han seguido su estela. De los de 101 Dálmatas se encargó Stephen Frankfurt, quien concedió especial protagonismo a la tipografía e hizo un guiño a las manchas de los perros protagonistas.

 

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